En mi proceso de
trabajo destacaría el uso de la maqueta, antes de comenzar mis estudios de
arquitectura ya me intrigaba el proceso de realización de maquetas. Y de una
manera inconsciente veía magia en el diseño de patrones, en los juegos de
playmobil o lego, e incluso en los trabajos artesanos donde de un a materia
aparecía un objeto. Se trata de una herramienta tan perceptiva, la realidad
normalmente reducida a una escala donde se comprenda, y casi con un golpe de
vista tengas a tu alcance la selección de un todo.
En mi proceso no arranco
con una maqueta y “plas proyecto al canto”, como todo, esto tiene un proceso,
pero del proceso de proyectar si destacaría la parte maqueta porque te hace
pensar en cosas que desde un ordenador o un papel no percibías. Es cierto que
puede ser el camino mas largo, pues un diseño 3d en ordenador, un dibujo o un
fotomontaje podría imitar el proceso.
¿Pero que me aporta la maqueta? ¿cual es mi
desarrollo proyectual?
Bueno para comenzar
el diseño de una maqueta necesito haber realizado un estudio previo del
proyecto, en el que factores como el lugar, las ideas que se quieren plasmar,
los condicionantes del proyecto, todo
debe tener una conexión y son parte del resultado de la maqueta.
En primer lugar
necesito realizar un guión de ideas a desarrollar, una vez enumeradas buscar información al
respecto, seguro que ya otros han trabajado sobre mi tema y puedo arrancar
desde un peldaño más alto. Comienzan a surgir esos pequeños bocetos, que sin
querer se convierten en jeroglíficos, cuando empiecen a ser legibles para otros
las ideas se estarán aclarando. Más tarde llega el momento de encender el
ordenador para realizar las primeras ideas con datos numéricos. Y después de
tachar y reescribir, borrar y desdibujar se empieza a plasmar en la pantalla
ideas más claras, pero éste no es el paso final, necesito diseñar la maqueta!
Por fin llega mi
momento, donde los materiales empiezan a fluir, ¿cómo plasmar esta idea?, ¿como
está hecho esto existe?, ¿por qué de estos recorridos?, ¡pero si aquí había
habido una conexión entre estas dos áreas que no se leían de ninguna otra
manera!, un sin fin de ideas comienzan a transformarse, ¿lo mejor? nada es
definitivo. Modifico lo existente, añado prótesis a lo realizado, simplifico
materiales, realzo otros, como un juego de niños pero con la intención de
reflexionar el lugar con las capacidades adquiridas desde el punto de vista del
lector de lugares e individuos.
Tras el proceso de
selección de ideas, de escala para explicar el proyecto, las decisiones de los
materiales a aplicar, todo es importante y de todo ello depende el resultado a
contener. A este complejo proceso se adhieren nuevas técnicas como el diseño
3d, pero este proceso simplifica demasiado, y todo lo descrito anteriormente
desaparece, con ello parte de la información adquirida al realizar la maqueta,
con lo cual quizá deberíamos entender que igual que el ordenador es un complemento
al diseño a mano, la impresión 3d lo es a la maquetación.
Y por último el
trabajo de posproducción donde la maqueta cobra otros significados ya para el
que la percibe, y donde la fotografía ayuda a mostrar la información de los
diseñado y ¿porque no? el fotomontaje. Sobre este material se pueden ir
desarrollando otras técnicas que endulcen el resultado y ayuden a mejorar sus
cualidades.
De alguna manera, la maqueta se convierte en
la materia prima de la presentación de un diseño arquitectónico.
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