Edwin Gardner en el texto “Architecture
left to its own devices” reflexiona
sobre la evolución de la relación entre teoría y práctica en la arquitectura.
Ese proceso en el que la práctica era transmitida de maestro a aprendiz, como
si de un libro se tratase, donde en dicha enseñanza se albergaba la verdad. Más tarde eran los gremios quienes contenían esta verdad. Estos evolucionaron
hasta los catálogos, la arquitectura empezaba a estar reglada y enumerada por
escritos. Lo que llevó al manifiesto y a las ideologías, donde los -ísmos
tomaron gran relevancia, y los gremios pasaron a ser ideas concentradas por
ideologías. Todo ello fué evolucionando hasta nuestros días donde la teoría se
imparte en las escuelas y la práctica se realiza en la calle.
Considero que la posición de Gadner
expresada en su texto refleja la incipiente preocupación, y contraste, entre
personas de un mismo gremio, la arquitectura, y que a pesar de plantearse los
mismo aspectos, sus ideas siguen teniendo caminos diferentes. La verdad
universal no reside en nadie, ni siquiera en Alberti, a pesar de ser unos de
los pioneros en intentar dar forma al arquitecto en su tratado, y aunque se
pueda llegar a pensar que los -ismos ya no forman parte de nuestro presente, lo
harán incluso de nuestro futuro.
En cuanto a las estrategias y actitudes
en la arquitectura frente a la relación teórica y práctica, frente al objeto y frente al diseño, mi actitud ha sido un poco como la de Gadner y es que en la práctica
como alumna de arquitectura necesito tanto la teoría como la práctica para
crear la “buena arquitectura”. Y a pesar
de que a lo largo de los años la forma de transmitir la enseñanza haya ido
evolucionando, y con ello se haya cambiado el concepto del arquitecto, su función
sigue siendo la “culpable” de lo que se produce al servicio del hombre. Tanto
en el siglo XX como en el siglo XXI, llegamos a una esencia común y es que el
arquitecto antes de ser definido como tal, mientras diseñaba, calculaba o
proyectaba, su prioridad siempre tenía un objetivo común enfocado hacia la
mejora del espacio.
Como entorno profesional me interesa,
mediante la arquitectura entendida desde la necesidad, llegar a mejorar la
calidad de vida del individuo. Creo que la arquitectura siempre ha tenido como
prioridad formar parte de las personas, y no quiero que se cambie esa premisa,
ni creo en la arquitectura como algo secundario. Y partiendo de la base de que
la arquitectura solo es posible que exista con la ejecución de un arquitecto,
pues la formación teórica ayuda a crear una visión de ésta, que no es posible
realizarla sin estos conocimientos previos, me apoyo en grandes como Le
Corbusier o Louis Kahn quienes dejaron su huella, lo que nos ha servido a los arquitectos de hoy
como guión.
Mi interés por la arquitectura, aunque
todavía no está posicionado, aspira a mejorar la vida del individuo, las
relaciones, no sólo mejorando la ciudad o la propia vivienda, los límites de la
arquitectura ya no rehundan solamente en lo físico, quizá lo virtual es un
soporte estructural de gran relevancia y el concepto de casa está en nuestra
mente como dijo: J. Miguel Prada Poole. Mi función como futura arquitecta
está enfocada a conocer la necesidad/problema y buscar la solución, y puede que
para ello tengamos que presentar el problema antes de conocer la existencia de
éste, como plantea Martí Guixé, aunque no quisiera dedicarme a trabajar sobre
propósitos comerciales como él hace. Soy un poco más como Coderch y mi
intención es reconocer el terreno para “plantar la casa”, lo existente habla
mucho de lo que podemos hacer, y el contexto, no como Darwin postulaba lo es
todo, pero si una parte muy importante. Quizá la idea de los transductores de
Ingold sea lo que más se aproxima a mi idea de la arquitectura. Tengo claro que
necesito saber mucho sobre María Langarita para a través del programa cubrir las necesidades de María, existentes o por conocer.
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